Los cólicos renales se originan como consecuencia de la sedimentación y cristalización de determinados minerales en el riñón o los uréteres.

El cólico renal es la obstrucción de él o los uréteres generalmente como consecuencia de una piedra formada por la sedimentación de minerales en el riñón. Se presenta como un dolor agudo de gran intensidad en la zona inferior de la espalda que también puede irradiarse hacia los costados.
Se calcula que entre un 10% y un 15% de la población mundial ha sufrido este tipo de cólico. Los hombres son más propensos a padecerlo, en una proporción de 3 a 1 con respecto a las mujeres. El dolor que provoca el cólico renal es uno de los más intensos que existen, incluso se suele comparar con los de un parto.
Causas
Las piedras que provocan los cólicos se forman por sedimentación de diferentes sustancias. Estas sustancias llegan a cristalizar formando cálculos. Las causas más frecuentes de los cólicos renales son las siguientes:
- Predisposición genética
- Mala alimentación
- Alteración metabólica o renal
- Factores ambientales
- Traumatismo renal
- Algunos fármacos (medicamentos para el tratamiento del SIDA, vitamina D)
La aparición de esta dolorosa patología está muy relacionada con el bajo consumo de agua. Por ello, se recomienda beber siempre dos litros de agua al día.
Síntomas

Los síntomas más frecuentes de un cólico de riñón son los siguientes:
- Dolor muy fuerte en la espalda o en los costados
- Incapacidad de quedarse quieto
- Aparición de sangre en la orina
- Vómitos y mareos
- Sudoración excesiva, fiebre y escalofríos
- Fuerte malestar con sensación de ardor al orinar
- Color turbio en la orina
- Mal olor en la orina
Diagnóstico
Es necesario realizar un diagnóstico médico que permita averiguar si los síntomas se deben a un cólico renal, apendicitis, lumbalgia, etc. Para ello, el médico realizará una ecografía y una tomografía computarizada sin contraste.
No obstante, cuando aparecen los síntomas de un cólico renal, independientemente de que no se haya confirmado la enfermedad, es fundamental tratar el dolor de inmediato.
Tratamiento

Debido a la intensidad de dolor de los cólicos renales, el paciente debe ser atendido de urgencia. Por ello, el primer paso del tratamiento de un paciente con este trastorno será calmar el dolor.
Si el cálculo es de un tamaño menor a 5 mm y no ha dado riesgos de complicación médica, suele aplicarse la técnica llamada litotricia. Este método consiste en la fragmentación de la piedra a través de ondas de choque.
Otros tratamientos para expulsar las piedras del riñón son:
- Antiinflamatorios no esteroideos: son la primera opción en el tratamiento para aliviar el dolor. Se administran por vía intravenosa.
- Analgésicos anticolinérgicos: aunque no tienen la misma eficacia que los antiinflamatorios no esteroideos, sirven para complementar el tratamiento.
- Analgésicos dipirónicos: también complementan el efecto analgésico para este tratamiento.
- Opioides menores: aunque pueden aumentar las náuseas y vómitos, se emplean como alternativa a los anteriores citados.
Remedios naturales
Aunque deberemos seguir el tratamiento del médico, es importante conocer algunos remedios naturales para situaciones de emergencia.
- Agua caliente: proporciona un alivio de manera inmediata.
- Emplastos de arcilla: la arcilla tiene un efecto antiinflamatorio y, además, aporta minerales al organismo a través de la piel. Es excelente para el dolor.
- Suplemento de magnesio: actúa sobre el sistema nervioso para reducir los dolores.
- Plantas medicinales: ortiga, vara de oro, rompepiedras, escaramujo, arenaria, raíz de rubia, etc. Algunas de ellas son muy útiles para aumentar la producción de orina, ayudando a disolver el cálculo, mientras que otras están orientadas a paliar el dolor.
Activación de la sudoración

Un remedio natural, económico y sencillo son las envolturas totales del cuerpo. Usaremos telas, toallas o mantas para cubrir al paciente y evitar que ninguna zona quede en contacto con el aire.
El objetivo es activar la sudoración, que es una manera de eliminar líquidos y toxinas sin que intervenga el riñón, reduciendo de este modo su inflamación y aliviando en cierta medida el dolor.